La Emperatriz Cixí o Tzishí, conocida como la viuda Longyu, ordenó
el 18 de junio de 1900 que todos los extranjeros radicados en China, incluidos
los diplomáticos y sus familias fueran ejecutados. Cixí, fue una gobernante
china que ejerció el poder efectivo desde el año 1861, hasta su muerte en 1908;
y su gobierno coincidió con el declive de la dinastía Qing, la última de China.
Esta medida fue tomada como parte de la Rebelión de los Boxer,
para desbancar a los occidentales y crear una nueva “edad dorada”. La Emperatriz
comunicó a los ministros de los gobiernos extranjeros que tenían 24 horas para
abandonar Beijing, con la promesa de un pasaje seguro hasta Tientsin. Sin
embargo, los diplomáticos decidieron rechazar la oferta. La Emperatriz,
entonces emitió una declaración de guerra, alabando a los “Valientes seguidores
de los Boxers”, esta declaratoria venía acompañada con la orden de ejecución.
Esto desató, evidentemente, un movimiento anti-extranjero en Bejing, que llegó
a costar muchas vidas.
Fue hasta el 14 de agosto de 1900, que una fuerza internacional
entró en Beijing para liberar a los extranjeros asediados y a los cristiano
prisioneros, terminando con la Rebelión de los Boxers.
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